domingo, 26 de octubre de 2008

practicar es muy importante

La historia del cine está llena de romances entre compañeros de rodaje. Es casi un tópico de ese gremio de los actores, que los demás mortales tendemos a imaginar como individuos de un expansionismo sexual considerable.

Durante el rodaje de "De aquí a la eternidad" , mientras los golfantes consumados de Frank Sinatra y Montgomery Clift se dedicaban a adentrarse en la salvaje noche hawaiana y competir bebiendo , hasta que, noche tras noche, caían desplomados...., el gran Burt Lancaster se dedicaba a algo mucho más hermoso y productivo, que solo conocían por el momento su círculo de amigos más íntimos, a saber: mantener un intenso y tórrido rollito con Mrs. Deborah Kerr...habitual interprete de papeles de heroínas virginales y abnegadas esposas, quien tuvo un inesperado giro en su carrera interpretando a Karen, la promiscua esposa del Capitán Holmes.

Juntos, en pareja, ensayaban sus frases y perfeccionaban su gran escena de amor..."había una gran química entre nosotros" , decía la actriz, tal vez explicando cómo la mujer conocida por sus papeles de dama puritana desarrolló unas aptitudes para la pasión en pantalla que asombraron al mundo.

El momento cumbre entre las dos estrellas, el de su encuentro amoroso a la orilla del mar, se rodó en la playa de Blowhole, en el extremo este de Oahu, (Hawai)...dónde se besan apasionadamente, tumbados sobre la arena en traje de baño, mientras las olas del oceano rompen a su alrededor.

Por extraño y díficil que parezca de imaginar ahora, ese celebrado abrazo casi se queda sin grabar, según Earl Bellamy, el ayudante de dirección de la película: "...Fred Zinnemann( el director) escenificó el beso con Burt Y Deborah de pie. Cuando Adler (productor) lo presenció en el ensayo, torció el gesto y le dijo al ayudante Bellamy: " Chico, tenemos que cambiar esto". Atento al descontento del productor, Lancaster le preguntó si él y Deborah podían enseñarle otra versión, una que habían "experimentado" por la mañana...El equipo presente recuerda el impacto que provocó su escenificación, de manera que quedaron despejadas todas las dudas"...

Y aquí os adjunto el feliz resultado, disfrutadlo con Salud, Paz y Amor


miércoles, 15 de octubre de 2008

el último refugio de los canallas

Tan solo hace un año, Marianito el registrador nos trataba de convencer, en esa España que se rompía a cachitos ( más por la presión de los separadores que por el estiramiento de los separatistas) que fuerámos a ver y a participar de amor patrio henchido el corazón, las celebraciones del puñetero día de la raza ….( que nunca he tenido yo muy claro cuál es esa raza…., mi mujer es pecosa y de ojos azules y yo amarronao de ojos negros, y los dos tenemos el DNI español) .

Tan solo un añito más tarde, ese mismo año que le relegó a chupar rueda en la oposición y a reflexionar sobre sus montajillos de la anterior legislatura, tamborrada del 11-m, Endesa antes alemana que catalana, y ya no quedan camareros como los de antes…


Pues eso, viendo a Marianito en el palco de autoridades, (y a Zapatero también, que últimamente me está cayendo un poco mal el tío) allí, bien tranquilitos, mientras desfilaban los paracas, la “metéterica”, (como diría el gran chiquitorr), la legión -cabra incluída-, los regulares de nuestro imperio colonial por dónde se cuelan las pateras, la UME, y los putos tanques y aviones sin cuya estúpida fabricación y mantenimiento se podrían construir escuelas y hospitales… Me acordé de un bello poema de Thomas Gray, de los versos del cual sacó Humprey Cobb título para su novela y Stanley Kubrick para su peli….

Let not Ambition mock their useful toil,
Their homely joys, and destiny obscure;
Nor Grandeur hear with a disdainful smile,
The short and simple annals of the poor.
The boast of heraldry, the pomp of power,
And all that beauty, all that wealth e'er gave,
Awaits alike the inevitable hour.
The paths of glory lead but to the grave.

"No permitáis que la ambición se burle del esfuerzo útil de ellos / De sus sencillas alegrías y oscuro destino; / Ni que la grandeza escuche, con desdeñosa sonrisa / los cortos y sencillos hechos de los pobres. / El alarde de la heráldica, la pompa del poder y todo el esplendor, toda la abundancia que da, / espera igual que lo hace la hora inevitable/ Los senderos de la gloria no conducen sino a la tumba".


Como siempre que una peli me ha gustado mucho, ha habido un trabajo de investigación previo, un reciente visonado gracias al e-mule, un tirar de críticas y del fantabuloso libro de Juan Tejero, usado ya en "Rebecca", en “con faldas...” y en “Espartaco”… No estáis ante un copia y pega, pero si ante la extracción-resumen-informe que hago, (quizás pasado por mi inevitable poso ideologico marxista), de lo que un aficionado modesto extrae de las reseñas y los datos de un filme maravilloso. Me ha llevado mi curro, por eso….

Esta es la segunda entrada que dedico al magnífico tándem Kubrick-Douglas. El mismo responsable de la maravillosa “Espartaco”. En “Senderos de Gloria”, (película prohibida en España hasta después de la muerte de Franco)…lo que más impresiona es el pensar que el argumento y el desarrollo de la historia están basados en hechos reales.

La acción se desarrolla durante esa primera guerra mundial en la que el ser humano se enfrentó por primera vez a su propia maldad tecnológica. ….Al carro blindado, a los bombardeos y el poder asesino del avión de combate, al gas mostaza y a la guerra química. Es en esa guerra que inauguró al sangriento siglo XX, cuando como consecuencia del fracaso estrepitoso de un ataque erróneo y mal planeado, en 1916 el general francés Deletoile hizo fusilar a tres hombres de la 5ª Compañía del Regimiento 63. Aquellos soldados no eran especiales. Fueron elegidos al azar de entre cientos, pues todo el regimiento se replegó ante una muerte segura segados como espigas por el fuego de ametralladora y artillería alemán, pero 3 hombres son elegidos para ser acusados de cobardía como castigo ejemplar para el resto de la tropa.

El director norteamericano Stanley Kubrick, se interesó enseguida por la novela, uno de los alegatos pacifistas más contundentes nunca escritos, pero la compañía United Artists, que había perdido cerca de 150.000 dólares con Atraco perfecto (1956), el anterior film del director, ( y que el paso del tiempo ha revelado como una verdadera joya) se mostraba reticente a financiar el proyecto. La adaptación cinematográfica de la novela, escrita por Kubrick con la colaboración de Calderon Willingham y del escritor especializado en novela negra Jim Thompson - guionista también de Atraco perfecto - llegó a manos del actor Kirk Douglas, que decidió echar adelante el film con su propia productora, Bryna. Igual que años más tarde haría con Espartaco, la productora de Douglas sigue adelante con un proyecto rechazado por las “majors” y, sin saberlo, nos legará a todos una auténtica película de culto, una obra maestra


La entrada de Douglas en el proyecto explica, precisamente, algunas de las diferencias más importantes que hay entre el libro y la película, la historia de la cual gira en todo momento alrededor del personaje del coronel Dax, el que el propio Douglas elige para su lucimiento personal,… un personaje más bien secundario en la novela de Cobb, dónde la defensa de los tres soldados acusados de cobardía estaba en manos de uno de los personajes eliminados por al final, el capitán Etienne. Kubrick, Willingham y Thompson incluyeron, además, numerosos cambios en el argumento y en la estructura de la novela.

De todos ellos, el cambio más significativo, y a la vez el más representativo de las intenciones del director, radica en la gran importancia que cobran en el film las intrigas de los oficiales del ejército francés, que tienen un papel más bien irrelevante en el libro original, así como la brutal contraposición, no exenta de ironía, que se establece entre el majestuoso castillo dónde residen los máximos responsables del Estado Mayor, y las horribles trincheras, llenas de sangre, dolor, barro y muerte.

Kubrick lleva hasta las últimas consecuencias su particular visión del ejército (y, por extensión, de la sociedad), dividido de manera radical en los dirigentes y los dirigidos. No hay ningún personaje intermedio entre los oficiales (que representan a los irresponsables poderosos) y los soldados (los pobres y desvalidos), dos mundos separados por insuperables diferencias sociales e ideológicas y entre los que no existe el menor asomo de comunicación ni voluntad de diálogo.

La perspectiva que adopta el director, de hecho, parece corresponder en muchos momentos a un análisis marxista de la realidad, sustituyendo las luchas de clases sociales por el enfrentamiento, más entre líneas que claro y explícito, entre oficiales y soldados; pero no se trata, en un sentido estricto, de una lucha ni de un enfrentamiento directo: los soldados no tienen ninguna posibilidad de cambiar, ni tan siquiera de poder mejorar, su situación ni sus condenadamente miserables condiciones de vida. "Aquel maldito regimiento no es nada más que una pandilla de , cobardes y desgraciados" exclama el general Mirbeau (George Macready) al poco de convocar el consejo de guerra.


Del mismo modo que tienen la potestad de decidir la vida o la muerte de sus hombres, los oficiales se llevan toda la gloria de las victorias y, con la excusa de animar a las tropas, organizan consejos de guerra y juicios con sentencias absurdas ya dictadas antes de empezar. Esta brutal oposición entre los oficiales y los soldados es subrayada por Kubrick a nivel visual, gracias , ante todo, a la elección de un triste y a la vez expresivo blanco y negro en una epóca en que ya no era práctica habitual, subrayando el dramatismo de toda la acción.

A ello debe sumarse un elaborado trabajo de puesta en escena : mediante largos y sinuosos travellings , el mago Kubrick utiliza de forma magistral los movimientos de càmara para definir y marcar distancias entre los protagonistas (las diferencias que se establecen entre los largos y sinuosos travellings que acompañan al coronel Dax y al general Mirbeau mientras pasan revista a las tropas en dos momentos del film son muy significativos en este sentido) y, al mismo tiempo, ordena y dispone la iluminación a partir de violentos contrastes entre luces y sombras, dando al filme un aire que por momentos nos recuerda a la belleza inquietante de los viejos filmes del expresionismo alemán,…sobre todo en las escenas del consejo de guerra, dónde la sombra negra de los miembros del tribunal se proyecta de forma amenazadora sobre los tres soldados acusados de cobardía, el cabo Philippe Parés (Ralph Meeker) y los soldados Maurice Ferol (Timothy Carey) y Pierre Arnaud (Joe Turkel).

Para los oficiales, los derechos humanos y las vidas de sus soldados no tienen la más mínima importancia. En este contexto, el personaje interpretado por Kirk Douglas, el coronel Dax, radicalmente opuesto al resto de responsables del Estado Mayor, presenta todas las características del héroe . Su lucha es la lucha del espectador por la victoria de la justicia y la razón.

Kubrick, de la misma forma que utiliza elementos de algunos de los géneros más populares de la época para construir la historia (principalmente el cine bélico y las películas de intriga en las que uno o varios falsos culpables tienen que demostrar su inocencia), busca desde el principio la total identificación del público con la causa de Dax, una causa perdida mucho antes de empezar. Dax, de hecho, pese al carácter honesto, idealista y comprensivo, acaba siendo engullido por la misma situación a la que ha querido enfrentarse. No sólo se ve obligado a chantajear al general Broulard por intentar evitar la ejecución de los tres soldados condenados a muerte, sin conseguirlo, sino que al final, en un epílogo añadido por Kubrick a la novela, se ve obligado a volver al frente para dirigir a sus hombres hacia una muerte segura.

Sobrecoge la escena de una discusión entre Dax (Douglas) y Mirbeau ( Mc Ready) en la que el primero, parafrasea al Doctor Jonson, para recordarle, y de paso, recordarnos a todos, que “el patriotismo es el último refugio de los canallas”

Os adjunto un vídeo del youtube con la sobrecogedora escena de lo que estaba cayendo justo antes de que la tropa se lanzara al asalto, mientras tanto, el general Mirbeau y los oficiales al mando lo contemplaban todo resguardados y calentitos desde la tienda de la plana mayor del regimiento.

Salud, Paz y Amor.

jueves, 2 de octubre de 2008

el cuento de los dos Marios, el rebaño, los superhombres y los platos rotos







“Res Publica”. La cosa pública, lo colectivo, lo de todos. Son dos palabras que puestas una al lado de la otra suenan cojonudamente.
En la época en que Roma todavía era una República, corría el año 102-101 antes de Cristo ( unos 500 años antes de la caída del que- aún no había nacido-Imperio Romano), el general chusquero Cayo Mario ( había ingresado en el ejército 30 años antes con el rango más bajo), y sobre todo, las legiones bajo su mando, detuvieron en las llanuras de Aquae Sextiae (102 a de J.C muy cerca de la actual Aix-en Provence) y de Vercellae (101 a de J.C) a un ejército germano que se acercaba en dirección a Roma ( provenientes de las tribus de los ambrones, teutones y cimbrios) muy superior en número, probablemente, sin exagerar, superior en una proporción de 10 a 1. Después de estas dos victorias, el general Mario, plebeyo y “paleto”…( sus rivales patricios le despreciaban por ser hijo de un labriego de Arpinum y no saber hablar griego) fue considerado “salvador de la patria” y llegó a ser elegido por votación Cónsul de la República durante siete mandatos, ostentando el récord absoluto de la historia de Roma al respecto. El primer interrogante que se plantea es como 30.000 mediterráneos bajitos dirigidos por el hijo de un payés pueden neutralizar y aniquilar a cientos de miles de gigantes de 1’90 de estatura.

La respuesta no es única y tendría muchos matices, habría muchos factores a considerar, uno de ellos sería la inteligencia y el talento militar de Mario, pero creo, honestamente, que la clave de la respuesta es que una legión romana no eran 10.000 hombres…era un sólo hombre.

Mientras los germanos combatían cada uno por su cuenta, por su gloria y lucimiento personal, los ricos a caballo o en carro de guerra y con coraza dorada y los pobres literalmente en pelotas…como los antiguos héroes homéricos.

Los romanos, por su parte, estando en formación, equipados exactamente igual, sabían que cuando uno de los integrantes de una legión daba un paso a derecha o a izquierda, lo estaban dando a la vez los otros 9.999. Cuando no estaban en combate y se desplazaban de un sitio a otro, las “mulas de Mario” ( el apodo de los legionarios proletarii, que formaban sus legiones) acarreaban sobre sus propias espaldas parte de la tienda de campaña que sería su casa. Unos las estacas, otros la lona…y en cuestión de minutos podrían habilitar el campamento en el que vivirían. Tenían sentido de pertenencia a un colectivo, sabían que cualquiera de sus actos influiría en ese colectivo al que pertenecían, ese “ente público” que les servía de amparo y al mismo tiempo era la clave de su fuerza. Y por cada centuria había y un médico militar pagado por el erario público.

No es mi intención idealizar a la civilización romana, que vista desde un punto de vista contemporáneo tenía sus innegables defectos, era una sociedad militarista y esclavista…pero si uno piensa en el montepío público de viudas y huérfanos instituido por Trajano ( sistema de pensiones para no dejar en la miseria a viudas y huérfanos, antepasado directo de nuestro sistema de seguridad social actual) o en la “Annona”, instituida por primera vez en la República, en época de los hermanos Graco. Era el reparto de trigo gratuito a los ciudadanos más necesitados, un modius de trigo ( lo suficiente para hacer una hogaza de pan) gratuito y diario para el que solicitase, medida social que está en el origen de las expresiones “panem et circenses” (pan y circo) o en el “pan nuestro de cada día” del padrenuestro…El pan no lo daba Dios, lo daba el erario público, el dinero de todos, de Roma.

Pues eso, que si uno piensa en esas medidas sociales, y las compara con la larga noche de feudalismo que vivió Europa tras las invasiones germanas, en lo que se vino a llamar la alta edad media, no puede por menos de añorar la fuerte estructura estatal, de ese estado con pretensiones de padre…frente al “campi qui pugui” de la ley del más fuerte y la subordinación local al rico cacique de la zona. Un señor feudal era algo así como un Carlos Fabra o un Abel Matutes, pero con ejército propio, y los poderes ejecutivo, legislativo y judicial todos bajo su mando y al arbitrio de su santa voluntad.

Dos concepciones del mundo enfrentadas. Desde la noche de los tiempos. Un estado fuerte, con un sistema de impuestos arraigado, una caja pública llena y que se preocupa por su propia población. O un estado inexistente, que “deja hacer y deja pasar” y bajo esa ausencia de mando, como los animales de la selva, los depredadores imponen su injusta ley a todo bicho viviente. No es nada nuevo.

Un Mario ( Gaius Marius) me ha hecho recordar a otro Mario, bien diferente. En una entrevista que hace veintipico años le hicieron en televisión española a Mario Conde, (entonces flamante director de Banesto y modelo a imitar por una generación de “yuppies” que venía arreando a mediados de los ochenta) confesaba que su padre, de niño, le obligó a leer el libro “Así hablaba Zaratustra” de Friedrich Nietzsche, y que eso cambió definitivamente su vida. Por si alguien no lo sabe en ese libro Nietzsche expone su teoría sobre “el superhombre”. Según Nietzsche, ese superhombre es seguro, independiente e individualista, y no se deja llevar por la multitud; al contrario de las personas débiles, que sólo se dejan llevar por las reglas establecidas.
«El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: que el superhombre sea el sentido de la tierra.»
Nietzsche contradice en esto totalmente a Platón y a Sócrates, los cuales consideraban totalmente necesario el control de las pasiones, del egoísmo personal, en pro de lo colectivo. Nietzsche considera a Sócrates como el culpable de lo que él llama “la moral de rebaño de la sociedad occidental”. El superhombre de Nietzsche influyó decisivamente en las teorías nazis de Hitler, sesenta años después.

Para mis lectores no españoles, que alguno tengo, decir que el “hombre de negocios- modelo” Mario Conde acabó en la cárcel y su banco, con un “agujero” financiero impresionante de deuda del que aún se está recuperando.

Y en esas estamos ahora…hoy el Senado de los USA ha aprobado un proyecto de ley de “plan de choque” para intentar salvar a su país, y de rebote, probablemente al resto del mundo, de la megacrisis financiera que se avecina. Una crisis que ha tenido como origen y protagonista a un estado que estaba ausente cuando se ha tratado de controlar a un mercado, que en teoría, se autorregulaba. Una crisis que patentiza el fracaso del modelo ecónomico neoliberal, del capitalismo salvaje sacralizado por los discípulos de Milton Friedman, …un fracaso relativo, porque el invento está tan bien montado que te puede pasar como al presidente de la entidad de crédito Lehman Brothers, que después de años de hacerlo como el culo, y de llevar a su financiera a la quiebra, se lleva una indemnización-finiquito de 16.000.000 de dólares. Como dice mi ciberaamigo Rafa G. Almazán “ Mamá, yo quiero ser liberal”.

Y bueno, el secreto del remedio de choque, es que no hay secreto….el remedio no es más que inyectar en el sistema miles de millones de dólares que provienen del erario público. De los bolsillos de todos. De los millones de empleados que no pueden ocultar sus ingresos de un salario, y consecuentemente pagan religiosamente sus impuestos incluso antes de cobrar. Al final el rebaño paga los platos rotos de los superhombres.

Os pongo al final, una esperanzadora canción de mi admirada Patti Smith, la fea más atractiva de la historia del rockn’roll, con un mensaje en su título y en su letra del que deberíamos todos tomar conciencia, para que no nos tomen el pelo los superhombres de este mundo, esos para los que las normas no existen y que cuando se toman dos copas te sueltan que “quien eres tú para decir que puedes conducir por mí”. Ya estamos hasta los huevos de superhombres. Con ustedes Patti Smith y “People have the power”